Nacido en Fukuoka el 16 de septiembre de 1967 decidió convertirse en autor de manga el día después de leer The Vampires de Osamu Tezuka en cuarto grado. La influencia de Tezuka persistiría años más tarde, con Oku inspirándose en la película Hollywood Astro Boy para crear Inuyashiki. Comenzó a enviar one-shots a revistas en la escuela secundaria, y antes de encontrar su propio éxito, Oku trabajó como asistente del creador de manga de culto Naoki Yamamoto, cuyos trabajos también ahondan rutinariamente en territorio oscuro y tabú. Caracterizado por sus propuestas excitantes y morbosas, muy violentas en ocasiones, y siempre turbadoras ganó el 2º premio en los 19th Young Manga Awards bajo el seudónimo de Yahiro Kuon. Colaborando básicamente para la revista Young Jump, uno de sus principales éxitos fue Hen (Amor extraño), aparecido en 1992, y cuya historia gira en torno a dos colegiales, Suzuki y Satô, y la relación homosexual entre ambos. A este manga le siguió en 1995 HEN (sin relación con el manga anterior pese a tener el mismo título en mayúsculas y tener una breve aparición los protagonistas del mismo), centrado esta vez en las relaciones lesbianas entre las jovencitas Chizuru y Azumi. Además de estas obras, a sus creaciones se suman Zero One, Yume Onna, Me-teru no Kimochi o Inuyashiki, Gantz (su obra más conocida) y la reciente Gigant. Como se mencionó anteriormente, sus mangas comúnmente contienen violencia explícita y sangre, así como situaciones sexuales ligeras pero gozan de muy buenos guiones y diseños de personajes, sus mangas contienen un enfoque narrativo único. Centrándose en su estilo artístico, Oku fue uno de los primeros en adoptar la producción de CG en el manga con fines funcionales pero también estilísticos. Sus elaborados hábitats urbanos mezclados con contrastes borrosos absorben un realismo integral a Gantz y sus otras series importantes. Específicamente, tiene una regla de dibujar a mano todos los ‘seres vivos’, desde personas hasta demonios que cambian de forma, para que pueda expresar adecuadamente la "vida" en su ser. En sus propias palabras, se esfuerza por expresar ‘la carne de manos y rostros humanos’ para impartir realidad visceralmente a sus creaciones. Muchos otros mangakas intentan abordar problemas sociales y políticos en su trabajo, pero ninguno nos hace confrontar lo feos que somos simplemente sosteniendo el espejo como lo hace Hiroya Oku.